J. Domínguez-Macizo es un ESCRITOR SINGULAR.
Lo descubrí con su primera novela titulada Los chicos del parque, a través de
un “instagramer” que había también recomendado la mía, ¿Cómo pudiste hacerme esto a mí?
Jordi ha escrito una novela cruda, realista, sin medias
tintas, sin velos que maquillen la realidad de sus personajes, sin autocensura
ni hipocresía, utilizando un lenguaje inmediato, de la calle, del mundo en el
que viven sus protagonistas, sin eufemismos ni metafóras.
Creo que es lo mejor de su novela, la forma en la que se
enfrenta a un mundo muchas veces oculto, por lo que todavía de tabú tiene. Y
Jordi lo hace sin complejos, como lo haría alguien de dentro, del mundo de la
prostitución masculina, de la corrupción política, de la inmigración marginal y
lo dota de una trama de novela negra que engancha desde el principio, que intriga, que indigna por momentos y que satisface por completo al terminarla.
El erotismo se explicita en sexo monetario, terrible y a la
vez real, formando parte en algunos casos de una doble vida, que puede romper
su oscurantismo en cualquier momento.
A continuación comparto con todos vosotros, lectores, un
fragmento de Los chicos del parque que seguro os animará a leerla completa.
FRAGMENTO LOS CHICOS DEL PARQUE
(puede leerse entero aquí:
Sábado 23:45
Mario consultó su reloj y aceleró la marcha
al llegar al punto más alto de la inclinada calle, justo donde la selva
urbanita se fundía con los orígenes silvestres de la ciudad. Quince minutos
separaban aquella bochornosa noche de sábado de su conversión a madrugada de
domingo estival. Con ayuda de un par de atajos, ganó tiempo y se plantó frente
a la fuente de corte modernista, el emblemático punto de encuentro desde el que
siempre daba el pistoletazo de salida a las jornadas nocturnas junto a sus dos
colegas, Adrián y César. Aquella noche, solo el primero estaba siendo fiel a la
cita. Mario emitió una sentida disculpa por su cuarto de hora de retraso.
Adrián aceptó sus argumentos con desidia, no tanto motivada por la tardanza de
su amigo, sino más bien por la falta de movimiento que había observado en la
zona y que le llevaba a intuir que los buenos clientes no proliferarían esa
noche. Mario aportó optimismo a la conversación, pidiendo a su colega menos
preocupación y más calma y paciencia, pues “las noches de verano siempre tardan
en tener un buen arranque”. Tras el consejo, preguntó por César. La tercera
pieza del grupo seguía sin aparecer.
–No vendrá ahora. Me llamó hace un rato para
decirme que se le había adelantado un cliente. Y como es una buena pasta, se
reunirá con nosotros más tarde –explicó Adrián.
–¡Qué dura es la vida de chapero! –dijo Mario
con mofa–. Subamos, entonces.
Se adentraron en la oscura falda de la
montaña, como si de dos inocentes personajes de un relato de los hermanos Grimm
se tratara, salvo que en ambos casos, la pérdida de inocencia se había
producido hacía años, cuando el despertar sexual de los chicos se tiñó de un marcado
sentido comercial.
El de Mario se originó en su época de
universitario. Pocos meses después del inicio de sus clases de segundo de
Magisterio, sus padres decidieron cambiar los aires urbanos por los de un
pueblo dormitorio del área metropolitana y le acomodaron en un pequeño piso del
centro con todos los gastos pagados, a cambio de recibir buenos resultados
académicos. La subvencionada independencia propició que Mario optara por buscar
una fuente de ingresos, extra y rápida, que cubriera sus gastos y caprichos. La
encontró en sus primeras escapadas nocturnas, en las que pudo comprobar que
había hombres dispuestos a pagar por compañía. Las espontáneas insinuaciones,
que en un principio le resultaron ofensivas, acabaron calando en él y
transformaron su mentalidad naíf hasta hacerle consciente del potencial negocio
que se erigía ante sus narices. Las suculentas ofertas recibidas en bares
pasaron a ser servicios exprés en saunas, y, de ahí, desencadenaron en una
dedicación plena en el parque.
La llegada de Adrián al sector se produjo
cuando, siendo adolescente, vivió en primera persona el divorcio de sus padres.
Su posición neutral se desgastó paulatinamente hasta conducirle a culparse a sí
mismo por la sucesión de disputas y descalificaciones protagonizadas por sus
progenitores. La desesperación y la impotencia por verse en tierra de nadie le
proporcionaron la mecha en la que prendió su predilección por el dinero fácil.
Su nuevo afán constituyó la única salida eficiente para alejarse del quebrado
entorno familiar para siempre. Por ello, abandonó sus estudios de secundaria y
traficó con éxtasis en las discotecas de ambiente de la ciudad hasta que agotó
la impunidad que le otorgaba su menoría de edad. El día que estrenó sus
dieciocho se regaló una visita al parque, que, hasta entonces, solo conocía de
oído. Con el descubrimiento de los tejemanejes de aquel ecosistema, cambió de
rumbo profesional y caché.
Mario y Adrián se estrenaron en aquel paraje
el mismo año. Sendos debuts se realizaron con pocas semanas de diferencia, lo
que facilitó que desarrollaran una camaradería con rapidez. La conexión
desembocó en una relación casi fraternal con los meses, sobre todo para Adrián,
quien convirtió a su nuevo compañero en un confidente y en un punto de
referencia y apoyo para el funcionamiento de su vida diaria. Cualquier decisión
que debiera tomar, previamente la consultaba con Mario, ya fuera la aceptación
de un trabajo, el alquiler de una habitación o la compra de unos pantalones. Lo
que menos soportaba Mario de su compañero era su afición por cogerle prestadas
prendas de ropa sin previo aviso.
La expedición prosiguió y el dúo se convirtió
en meras sombras. Adrián lideraba el paseo con su metro setenta y cinco de
altura, cabello rubio, ojos verdes y faz imberbe. Mario seguía sus pasos con
una carcasa cinco centímetros menor que la de su acompañante, una barba de dos
días y pelo y ojos castaños. La discordancia estética era muy beneficiosa para
el negocio, pues evitaba que representaran una feroz competencia el uno para el
otro. Tan marcadas diferencias suponían que cada uno tuviera su público. Ergo,
todo eran ventajas.
ENTREVISTA SINGULAR
1.- Aunque
ya eres un autor publicado, si te dieran la posibilidad de publicar una novela
con una gran editorial ¿sobre qué tema te gustaría escribirla?
La ambición.
2.- Imagino
que como buen escritor que eres serás también un gran lector, ¿en qué momento
del día te gusta más leer?
Por la tarde.
3.- He
podido disfrutar de la lectura de tu primera novela, Los chicos del parque,
que pronto reseñaré en este mismo blog. Cuando escribes, ¿qué temas o
situaciones te inspiran? O sea, ¿Cómo te enfrentas al folio en blanco?
Me inspira todo lo que
veo a mi alrededor, tanto el comportamiento humano como los escenarios. Y
también juega un papel muy importante la información que aparece en los medios:
política y sucesos, principalmente. Siempre tomo notas en varios cuadernos-
ideas, bocetos, me hago un mapa con la vida de cada personaje, los lugares que
frecuenta, etc.- y luego vuelco todo ello en el folio en blanco.
Continuando
con Los
chicos del parque, creo que la novela es muy potente, desde el tema que
aborda con un lenguaje claro y realista, ¿tuviste en algún momento, durante su
escritura, la tentación de auto-censurarte en algunas escenas o lenguaje
utilizado? ¿Quizá no tú, pero la editorial te “animó” a esa pequeña censura?
¿Puedes confesarlo si fue así?
No ha habido
censura de ningún tipo. Ediciones Carena ha respetado la totalidad del texto.
Desde el primer momento, tenía claro que
quería escribir una novela negra que tuviera un enclave urbano y unos personajes
que, digamos, se salieran de la norma en lo que a ficción se refiere. Lo digo porque los personajes homosexuales
generalmente aparecen retratados desde una perspectiva o muy cómica o muy
trágica. Pero, yo no me había encontrado con protagonistas gays que fuesen
fríos, calculadores y racistas. Y como los hay en la vida real, he querido
ponerlos en primera línea para, de algún modo, acabar con la idea de que todos
los gays son sensibles, saben escuchar, son más solidarios, etc,.
4.- ¿Qué te
acompaña cuando lees? ¿Y cuando escribes?
Música. LOS CHICOS DEL
PARQUE surgió a raíz de escuchar 3 canciones: Big In Japan, de Alphaville; Bad
Girl, de Madonna y Who Is It, de
Michael Jackson. Cada vez que las escuchaba en mis cascos, se podría decir que
hacía mi propio videoclip en mi cabeza. Las imágenes que mi mente proyectaba al
oír la letra de esos temas son algunas de las escenas de la novela.
5.- Hoy en
día el número de publicaciones es enorme. Hay tal marasmo de novelas, libros de
escritores noveles y ediciones clásicas que es muy difícil filtrar y decidir
qué es lo que leemos. En tu caso, ¿qué es lo primero en lo que te fijas para
decidir leer un libro?
Lo primero es saber qué
me apetece, qué género. Y luego, siempre me leo las sinopsis. Si me interesa,
lo cojo. Lo que nunca he hecho- y espero no hacerlo- es juzgar un libro por su
portada. Lamentablemente, sé que hay mucha gente que lo hace con LOS CHICOS DEL
PARQUE, a pesar de estar en el siglo XXI.
6.- Vivimos
en el mundo de la hiperconexión. ¿Utilizas las redes sociales? Cuáles son las que
te parecen más interesantes y por qué.
Sí, las que más uso son
Facebook e Instagram. Twitter no me gusta tanto. De todas formas, debo admitir
que tengo una relación amor-odio con todas ellas, y, por esa razón, intento
hacer un consumo responsable. Intento que el contenido tenga sustancia y un
cierto carácter profesional, no quiero que mis perfiles sean un minutaje de mi
vida. Ya sabes, contar cosas como: me acabo de despertar, ahora me meto en el
baño, ahora salgo del baño, ahora voy a desayunar, ahora se me ha roto una uña,
etc. No me identifico con ese uso porque no creo que a nadie le importe lo que
hago a cada segundo. Prefiero pensar que la gente disfruta más con sus propias
vidas que con la mía.
Por otro lado, aunque las
redes son una plataforma muy buena para la promoción y tienen un gran impacto
inmediato, pero también son muy limitadas y no pueden constituir nunca nuestra
única fuente de información porque, para empezar, carecen de toda objetividad.
7.- ¿Eres
escritor de día o de noche?
Depende de la inspiración. Hay partes
de LOS CHICOS DEL PARQUE que se escribieron por la mañana y otras, de
madrugada.
8.- Aparte
de la literatura, ¿qué otras artes te gustan? Cuéntanos un poquito cuáles y por
qué (si es que hay un porqué).
Soy muy aficionado a la
música, siempre estoy escuchando algo. Es lo que más me inspira y también me
gustaría escribir letras para vocalistas a los que admiro. Es más, la música es
el principal motivo por el que me fui a vivir a Londres. Allí grabé maquetas y
actué. Por desgracia, no cuajó lo suficiente para iniciar una carrera. Pero,
como dicen los ingleses, nunca digas nunca.
9.- Te pido
ahora unas respuestas rápidas
a) ¿Nos recomiendas un libro? Rebelión en la Granja.
b) Un personaje literario que sea inspirador para ti. Bastian (La Historia Interminable)- nunca
matéis al niño que lleváis dentro.
c) ¿Qué género literario te apasiona más? Suspense.
d) ¿Eres de radio o de televisión? TV
e) ¿Mar o montaña? Ambos.
f) La última cosa que te haya sorprendido tanto que todavía
la recuerdes. Una muerte inesperada.
g) Una canción o cantante que tenga para ti un significado
singular. Imposible elegir un único tema,
tengo miles. Como artista, Madonna.
10.- Para
terminar, me gustaría que definieras una escena lo más cercana posible a tu
felicidad.
Atardecer con música.
11.-
Pregunta extra: ¿Nos puedes adelantar algo de tu próximo proyecto, si es que
estás ya metido en alguno?
Estoy metido de lleno
en la traducción al inglés de LOS CHICOS DEL PARQUE. Además, tengo entre manos
dos proyectos. Uno es un texto cómico y el otro, un nuevo thriller.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aguardo tus comentarios: