Muchas veces apreciamos la belleza de una obra de arte, nos regocijamos con la magnificencia de lo sublime, de lo poético y sin embargo casi nunca recapacitamos que para que una obra maestra pueda ser realizada necesita un soporte mágico, una verdadera obra maestra en la sombra, gracias a la cual la pública podrá ser contemplada por la eternidad. Este relato habla de eso, del verdadero arte de los artesanos clásicos. Espero que os guste.
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