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domingo, 20 de junio de 2021

Los miserables - mi crónica de lectura

Acudí a esta aventura motivado tras la lectura de Terra Alta, de Javier Cercas, ya que su protagonista aludía continuamente a lo interesante que le resultaba la lectura de esta novela de Victor Hugo.

Terra alta - mi crónica de lectura

Hacía muchos años que no leía una novela completa escrita en el siglo XIX y, ahora con la perspectiva de los talleres de escritura, con mi propia experiencia como escritor y con toda la lectura acumulada, me ha resultado muy interesante analizar tan magna obra.

Lo primero que sorprende es su extensión: 1500 páginas que me han llevado dos meses largos para completarla. La novela tiene una estructura extraña: Cinco partes, en algunos momentos inconexas y durante las cuales te da la sensación de estar leyendo un libro completamente distinto pues todos los personajes han cambiado y no se hace mención a los anteriores. Más adelante ya te vas dando cuenta de que todo tiene un hilo conductor, la vida de Jean Valjean en diferentes épocas, sus vicisitudes, su evolución al lado de Cosette, hija incidental y por supuesto el escenario de la batalla de Waterloo.

La narrativa del siglo XIX es, como parece obvio, muy diferente a la actual. En una época en la que no había redes sociales, ni internet, ni teléfono, ni televisión, los escritores debían hacer una correcta y completa descripción de las cosas que permitiese a los lectores entender bien el contexto. Y es sin duda esta la característica que más ralentiza la novela. Hay buena parte de varios capítulos en los que Victor Hugo se entretiene en una narrativa con recovecos, repetitiva, hiperbólica, incidiendo demasiado en algunas cosas que, a ojos del lector de hoy, pueden parecer innecesarias, pero que si lo mirásemos con la perspectiva de un lector de 1840 no sería igual.

La vida de Jean Valjean es muy interesante y muy entretenida. Entiendo, ahora que la he terminado, al protagonista de Terra Alta, porque se hace acompañarle y vivir todas sus peripecias, entender su bonhomía, comprender por qué siempre quiere ayudar a los más desfavorecidos, por qué elude el conflicto y la maldad.

En Los Miserables he encontrado también algo de lo que últimamente me hago mucho eco y que yo intenté difundir en mi última novela Gracias por mirarme a los ojos cuando me hablas

Gracias por mirarme a los ojos cuando me hablas / ebook

que es lo que ahora llamamos el buenismo, pero que podríamos decir que es el “ser buena persona”, eso que tan sencillo parece pero tan difícil se hace en una sociedad compleja y en la que el mal acecha. Sí, me he sentido muy cerca del buen hacer, de la bondad, de la ayuda sin búsqueda de contrapartidas, de la comprensión y de la generosidad, valores que son muy a reivindicar hoy en día (y siempre).

Me resulta muy curioso que Víctor Hugo sea catalogado como un escritor romántico del siglo XIX cuando he encontrado muy poco romance en esta gran obra. Sin embargo, si he encontrado amor: el amor de su protagonista por su hija de acogida, Cosette, por hacer el bien a los demás y por la defensa de la justicia.

No son malos mimbres para una gran obra que he disfrutado a plenitud.

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