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sábado, 21 de septiembre de 2019

Marta Rebato - una experiencia onírica

La semana pasada acudimos a la exposición de Marta Rebato en la Sala Belia de Belchite, que destaca por enriquecer la vida cultural de Belchite con sus exposiciones de pintura, presentaciones literarias y actos de todo tipo, variados y entretenidos.

La primera sensación que tuve al escuchar a Marta fue la de estar ante una artista diferente. Enseguida nos explicó su proceso creativo, que me resultó sumamente interesante. Cómo el azar la llevó a partir de unos trazos (o manchas, como ella las llamaba) sobre el lienzo como punto de partida. A partir de esas manchas, ella se dedica a observar el cuadro y esperar que los personajes aparezcan, que “salgan” de él y se comuniquen con ella. Es algo realmente inquietante, porque establece una relación energética e inmaterial que sin duda existe entre ella y sus obras. Y cuando los personajes comienzan a vislumbrarse, es cuando ella comienza a dibujarlos y a elaborar, con distintas técnicas, su pintura. Se trata de cuadros "dirigidos" como ella misma los calificó.

Fue algo francamente novedoso para mí y la forma en que ella nos lo explicó todavía más. Es un lujo poder disfrutar de la obra de un artista explicada por él mismo y en este caso fue así. Marta nos hizo un recorrido explicando cada obra, el proceso que había recorrido para encontrarse con cada personaje, oníricos unos, mitológicos otros y realistas también. Nos explicó cómo observar el dolor en el cuadro rojo, o la alegría de la vida en el jardín del edén y tantas otras emociones que sin duda eran generadas por el mundo en el que uno puede zambullirse cuando observa sus cuadros.

Mi preferido es el de la fotografía primera de mi post. Una maravilla de la técnica donde destacan los distintos mundos, yuxtapuestos, en los que asoman personajes que tan sólo quieren saludar con otros que muestran rotundidad y prestancia. Es un lienzo perfecto en mi opinión. Técnica perfecta, ejecutada para dar vida a personajes atemporales que expresan sentimientos reales. Cuando llevas unos minutos observándolos, sin más, te das cuenta de que estás dentro de su mundo y eso es muy placentero.

Marta nos explicó su nuevo proyecto, que partirá de fotografías de paredes del pueblo viejo de Belchite y, una vez realizadas las manchas que emulen esas paredes, desconchadas y destruidas, esperará a que los personajes aparezcan. Sin duda habrá dolor y rabia, y ella, consciente de ese hecho ya nos adelantó que quizá necesite un tiempo para llevarlo a cabo.

Marta Rebato ha sido sin duda un gran descubrimiento. Una artista diferente a todo lo que he conocido hasta ahora, con un discurso propio y particular, con una historia, con sentimiento y con una técnica depurada. Algo que ayuda a amar la pintura a propios a extraños. Algo que a mí me ha enamorado.

Os recomiendo su exposición. Vale la pena.

5 comentarios:

  1. Al hilo del grupo de whatsapp de los 25 años de químicos he visto tus libros (el último no está a la venta todavía, claro) y esta reseña de Marta Rebato. Te recuerdo, efectivamente, como el chico de negro, por aquellos pasillos y aulas de Ciencias. Ya me he comprado tu primera novela y espero poder rememorar esos años con curiosidad. El cuadro de Marta que comentas es sencillamente precioso. Como dices, te introduce fácilmente dentro de él y te anima a soñar... Un abrazo y espero nos veamos en alguna celebración de los >25 años.

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    1. Muchas gracias Enrique. Espero que disfrutes con la novela. En cuanto al cuadro fue una experiencia verdaderamente asombrosa, no solo por contemplarlo sino porque la autora estaba allí y nos explicó sus entrañas. Por cierto, usas alguna red social para seguirte? facebook, twitter, instagram? Un abrazo!

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  2. Lástima que la exposición se terminó. Me encantaría ver ese cuadro...

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  3. Bueno o malo, no lo sé (como casi todo en la vida, en general no hay blanco o negro), no uso ninguna. Llámalo falta de tiempo, interés, cosas que contar, timidez nativa...

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    1. Ah, vale. Era por charlar. OK. A veces las redes sociales son un poco exclavizantes, la verdad.

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