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jueves, 16 de marzo de 2023

LA CARNE (Rosa Montero) - mi crónica de lectura

Al fin he leído a Rosa Montero. Mira que llevaba tiempo diciéndome que tenía que leer alguna novela suya, que todo el mundo me hablaba maravillas y por unas cosas o por otras siempre había otra lectura que se interponía. Bien, pues he terminado de leer La carne, como dice Alfaguara en la contraportada, la novela más libre y personal de las que ha escrito Rosa.

Aunque solo he leído esta novela diría que Rosa narra con un doble fondo. La historia, fresca, divertida por momentos, ácida en algunos renglones, avanza ágil, te sumerge en la trama, te hace empatizar muchas veces con algunos de sus personajes y entretiene. Pero debajo de esa frescura, o entremezclado con ella, imbricado por momentos de forma imposible, hay un sesudo análisis y reflexión sobre los grandes temas que preocupan a la condición humana. En esta novela en concreto, la preocupación por el paso del tiempo y el envejecimiento, la dependencia de nuestros sentimientos, la obsesión humana.

Soledad es una persona insegura, en mi opinión, con grandes oscuros en su interior que ha sabido tapar convenientemente y para lo cual ha educado su pensamiento a lo largo de los años. Es maravillosa la diatríbica descripción de las cosas que uno debe llevar de viaje cuando se hace mayor. Claramente identificado. Muy divertida. Y es muy de agradecer la sinceridad con que Rosa expone a Soledad a sus prejuicios, a sus mantras de sexagenaria con aspecto de mujer con diez años menos, a la necesidad de sentirse joven y a las contradicciones a que ello la llevan cuando se enfrenta a su relación con Adam, el gigoló.

Resulta muy interesante también el eje de la exposición en la que ella está trabajando, los escritores (y escritoras) malditos. Algo que cae de soslayo en la narración pero que me ha hecho investigar más los nombres que menciona y que me ha resultado muy interesante.

Historia que podría parecer típica y manida, señora de una cierta edad que se encapricha con un gigoló treintañero, perfecto en su físico y dudoso en su capacidad intelectual, pero a la que Rosa da una vuelta de tuerca para llevar esa relación a algo mucho más complejo, más atípico y con un desenlace nada esperado.

Una lectura agradable, pausada pero ágil, con invitación a la reflexión y trasfondo de profundidad. Un acierto. Desde luego, ha sido la primera lectura de Rosa Montero pero no será la última.

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