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sábado, 20 de noviembre de 2021

Bedsit Disco Queen - Tracey Thorn


¡Qué pena que haya dejado tanto tiempo este libro en la pila de lecturas pendientes, desde que lo compré al principio de la pandemia!

Ahora que acabo de terminar su lectura me doy cuenta de cuánto lo he disfrutado por múltiples razones. La primera, el conocimiento de inglés (lo he leído en versión original) y su comprensión ha rozado el 100%, así que me congratulo por ello. La segunda, la historia de Tracey Thorn, cantante de Everything but the girl y de su paso por la música primero en el grupo Marine Girls, que se formó con las raíces del Punk (¡Qué buenas carreras han hecho todos aquellos artistas que comenzaron en el Punk de los 70 y evolucionaron posteriormente!) y luego con su alter ego Ben Watt en el grupo que formaron allá por 1982 con el rimbombante nombre de Everything but the girl.

El grupo no fue nunca un superventas hiperexitoso grupo de pop. Yo diría que ni siquiera fue un grupo de pop al uso, más bien un grupo de jazz acústico con tintes pop que poco a poco fue ganando popularidad, credibilidad y solidez hasta que llegaron a grabar con el productor Tomi Li Puma en USA un discazo: The language of life, con el que yo los descubrí y que para mí es el mejor de su carrera, aunque el público británico (tan especial siempre) no lo vio así.

Ha sido muy interesante conocer de primera mano, de su diario, cómo evolucionaba su particular relación con la música, como cantante, como parte de un grupo que salía de tour por todo el mundo, cómo afrontaba los éxitos y los fracasos de la crítica y cómo todo ello parecía no afectar a su vida en pareja con Ben. Resulta muy interesante percibir que se sentía una isla rodeada de un mundo de hombres, el mundo de la industria discográfica, pero a pesar de ello sin ser menospreciada. Toda su evolución desde que comenzó la universidad en Hull, donde conoció a Ben es muy interesante, los grupos que escuchaba, la música que le influía y la particular dualidad que impartían en sus composiciones Ben y ella, de manera que casi todos sus discos han estado marcados por dos vertientes de la música en una mezcla ligeramente bizarra como ella dice muchas veces.

Después del éxito de calidad jazzística del disco con Tommy Li Puma, llegó la debacle. La enfermedad autoinmune de Ben que casi le condujo a la muerte (por cierto recomiendo su excelente libro PATIENT (Patient: The True Story of a Rare Illness : Watt, Ben: Amazon.es: Libros) y posteriormente su nueva etapa marcada por la electrónica y por el bombazo que fue la remezcla de Todd Terry del single Missing que todos habréis escuchado aunque quizá no sepáis quién lo cantaba.

Es esta segunda etapa, los 90, la que más éxito comercial y de crítica les dio y para mí es también interesante. Sus colaboraciones con Massive Attack, muy motivadoras y toda la posterior producción como Dj de Ben y los álbumes en solitario de Tracey también muy destacables.

Me ha resultado muy curioso que ella incide en que no es sólo que EVerything but the girl cambió en 1992, sino que en realidad el mundo cambió, el mundo musical cambió. El grunge poco a poco finiquitó, el trip-hop triunfó y la música electrónica con voces pop por algún motivo desconocido resultó conmovedora y conectó con el público de los 90 llevándoles a éxitos inimaginables para ellos meses atrás.

Muchas veces he dicho que los 80 fueron mejor que los 90 en lo musical pero últimamente estoy cambiando esa opinión y redescubriendo la riqueza musical que completaron los 90 con tantos estilos musicales.

Bedsit disco queen es un gran libro. Realmente aunque no seáis fans del grupo, es una lectura muy intimista, muy desde la sinceridad de una mujer que, tras vender 9 millones de discos en más de veinte años de carrera sigue considerándose alguien que canta, y no una cantante.

Sin duda, aparte de sus letras, la voz de Tracey es muy personal, muy grave, poco “female Singer” con poco poderío vocal, pero tan personal, identificable y única que son esas, quizá, las características que la llevaron al triunfo. 

Tracey habla también de la maternidad, de “su” maternidad, y del hecho de que en un momento dado “decidió” dejar su carrera para ser madre y dedicarse a sus hijos. Un tema ligeramente controvertido hoy en día pero que ella explica de forma completamente normal, como una etapa más en su vida que ha disfrutado y narrado tal cual la vivió.

Tracey, te digo como tantos artistas y desconocidos te han dicho desde 2007, vuelve, canta, cántanos, haz un disco. ¡Te esperamos!

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