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jueves, 18 de febrero de 2021

Bloodflowers - 21 años de su publicación

The last day of summer

Muchos (críticos y aficionados) consideran que Bloodflowers fue el final de una trilogía que The Cure había comenzado en 1982 con Pornography (el disco de mayor culto de su producción) y continuado con Disintegration (1989), uno de los de mayor éxito comercial de su carrera.

Y es cierto que los tres álbumes tienen en común esa sonoridad ambigua, repleta de atmósferas oscuras y sonidos demoledoramente siniestros, aunque la evolución desde el primero (con los fantásticos ritmos geométricos de sus baterías) al segundo, en el que abarcaron una enorme amplitud sonora y colorista, ha terminado en lo que yo considero que es la pura melancolía. Sí. Si tuviera que definir este álbum Bloodflowers con una sola palabra diría esa: MELANCOLÍA.

Bloodflowers tiene la canción más nostálgica y melancólica del pop mundial: The last day of Summer, un mantra al que nos aferramos muchos como yo nacidos justamente en ese final de verano (en mi caso el 20 de septiembre) y que yo considero que nos ha dotado de un carácter especialmente dirigido a la convivencia con la melancolía propia de las tardes de final de verano, cuando los amores y las vivencias de las locuras veraniegas van tocando a su fin y las aventuras vividas y las sorpresas diarias del verano van dando paso poco a poco al recogimiento y la vuelta a la rutina del otoño. Es casi una forma de ser, un carácter el que tenemos los que militamos en ese final de verano. Y Bloodflowers está cargado de esos medios tiempos en sus canciones con melodías lánguidas, que casi se detienen por momentos y que descienden al inframundo de la tristeza y la desolación por momentos.

Pero si algo representó este disco en la carrera de The Cure fue sin duda su último gran disco. Su mejor disco casi de despedida (si obviamos los dos últimos, en mi opinión casi prescindibles, The Cure y 4:13 Dream). Una creación que para muchos fue su colofón (se publicó en el año 2000) a una carrera intachable y para otros la puerta de entrada en el siglo XXI alentando la posibilidad de que la banda continuase con su labor creativa. En mi opinión es lo primero. Aunque soy el fan número uno del grupo y he continuado yendo a sus conciertos y comprando sus discos, creo que The Cure necesita como emergencia número uno un guía creativo que los resitúe, los reinvente o no sé cómo llamarlo pero que, en definitiva, los arranque de esa vorágine repetitiva de hacer conciertos conmemorando fechas, como el de Hyde Park de 2019, revisiones, ediciones de lujo y más refritos que lo único que hacen, en mi humilde opinión es abocarlos a una posición sin retorno.

Bloodflowers es por tanto, desde mi punto de vista, un disco perfecto, editado en un momento certero y con enormes posibilidades de evolución, con tres grandes singles (aunque no se publicó ninguno): The last day of summer, la mejor canción sin duda, Watching me fall, más de 11 minutos de canción, 100% Cure y Maybe someday, quizá la canción más optimista del disco.

21 años han pasado desde que se publicó esta joya como un todo, como un conjunto indivisible que probablemente sea incompatible con el momento actual en el que se busca la inmediatez, individualidad de temas sin estructura ni concepto y por supuesto la comercialidad.

¿Volveremos a ver un nuevo disco de The Cure? Sólo el tiempo lo dirá. Lo que yo digo es que si llega a ocurrir, que sean valientes, que evolucionen, que rompan con el pasado si es necesario. Los fans lo entenderemos.

2 comentarios:

  1. Pues opino igual, Bloodflowers = Nostalgia. Disintegration seria tristeza, Faith depresion, y Pornography virulencia. The last day of summer es el gran tema del album, pero mi favorito es The loudest sound.

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    1. Gracias por el comentario. Sí, The Loudest sound también está muy bien. ES que todo el disco es genial. SAludos!

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