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domingo, 26 de abril de 2020

Miradas luminosas - mi crónica de lectura

Comencé la lectura de este libro escrito por Christiane Gey con el hándicap de saber que había sido escrito desde el corazón de la India, un país al que no le tengo excesiva simpatía, después de haber viajado durante muchos años a él, desde Bangalore a Delhi, pasando por Ahmedabad, la región de Gujrat o el Rajastán.

Sin embargo me fue recomendado por una persona de confianza y además su título y su portada, en el que unos ojos dirigen su mirada a ti como lector hicieron que conectase de inmediato con la de mi novela, Gracias por mirarme a los ojos cuando me hablas.

Tratándose de un libro sobre una experiencia tan profunda en la India pensé que era una señal y no perdí más el tiempo.

Nada más comenzar su lectura los sentimientos me desbordaron. Las lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas y me sumergí en el sueño de su autora. En su viaje personal y en su lucha por conseguir alcanzar una vida a la que ella cree haber estado predestinada desde siempre y sólo cuando ha podido llegar a ella, tras varios otros episodios es cuando se ha sentido en plenitud.
Miradas Luminosas es, desde mi punto de vista, un libro que podría estar a medio camino entre un diario personal y una larga carta de las que se escribían en papel, cuando no había otra forma de comunicar las noticias a nuestros allegados.

Christiane nos cuenta su experiencia en el viaje de búsqueda de su propia identidad a través de la ayuda a los niños más desfavorecidos, los de la última casta en la India. Nos anima a despojarnos, mientras la acompañamos en ese camino, de lo superfluo, del ansia por acumular y de las prisas y adoptar una vida mucho más real, más centrada en las personas, en los sentimientos certeros y en la valoración del presente y la ayuda a los demás.

Como decía, la lectura de Miradas Luminosas me absorbió una tarde de confinamiento, me hizo llorar, pero también sonreír. Me ayudó a cambiar mi percepción de la India que por supuesto estaba cargada no sólo de los tópicos de tanta gente que viaja allí buscando su yo interior, sino de mis propias experiencias profesionales en el país, muchas de ellas cargadas de estrés y penurias en mis viajes de trabajo allende sus tierras, en trenes nocturnos o en cenas improvisadas al lado de las vacas bajo la luz del estrellado hindú.

Christiane nos invita a regalar una sonrisa, a aprender de la sinceridad de los niños, a disfrutar del camino y no de la meta y sobre todo a dar gracias por todo lo bueno que tenemos en cada momento.
Pero no sólo de sonrisas y espiritualidad vive el hombre. Las causas justas, los proyectos concretos necesitan soporte económico, colaboración e implicación y eso es lo que Christiane ha llevado a cabo desde hace años con una labor ingente. 

A través de su proyecto www.childsrights.es podemos contribuir a esta ONG que lucha por ayudar a los niños de la India, mediante donativos, colaborando de algún modo, dándole visibilidad para que el número de cooperantes crezca y puedan acometer ese gran proyecto necesario que será la Casa-cuna. Os animo a ello. Yo ya lo he hecho

Gracias Christiane. Gracias por tanto, por abrirnos los ojos a una realidad que cuesta mirar. Gracias por esa mirada. Gracias por la vida.

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