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martes, 8 de octubre de 2019

La casa de Bernarda Alba - Sala Ars Teatre - Barcelona

 Por muy cercana que sea una representación teatral, por pequeña y acogedora la sala, por estimulante el ambiente del público o fantástica la tarde en Barcelona, siempre la dureza del texto de Lorca consigue revolverme el estómago.

Y es que Bernarda y su pesada tradición, su sapiencia generacional, su matriarcal poder de control y el luto que la recubre, no solo en lo literal, en el negro de sus faldas o vestidos, sino en su carácter de abnegación, de cerrazón a la vida, de obstinación por el no mostrar, por la necesidad de demostrar el sufrimiento, subleva lo más profundo de mi sentimiento de libertad.

Es por supuesto magistral la forma en que Lorca describió la naturaleza marcial y despiadada de esta madre que mantiene a sus hijas en el halo de la oscuridad, evitando que florezca su juventud y su necesidad de vida.

Y las actrices que han dado vida a todos los personajes estuvieron contenidas y extensas a la vez, propias de la España oscura en que Lorca escribió la obra.

Me gustaría dar una pequeña frase para cada una de ellas:
Bernarda (la actriz) parece una señora más de la calla, aunque es implacable cuando se dirige a sus hijas.
Angustias la más creíble
Martirio arrogante e intensa al final
Adela excitante, fresca, llena de actitud interpretativa
Poncia es contenida y perfecta correveidile
El montaje (en versión corta de 1 hora) alterna también con piezas de guitarra que conformaron perfectamente el universo Lorquiano.
Una sesión intensa, que nos llevó a un estado de inquietud, de impotencia por no poder subir al escenario y abrir esas rejas, dar alas a las jóvenes y permitir que el aire, lleno de amor, entrase y limpiase la oscuridad del luto.

Mi enhorabuena al equipo actoral. Un acierto.


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