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jueves, 13 de septiembre de 2018

Deje su mensaje después de la señal - Mi crónica de lectura


—¡Ay Arantza! ¡Cuánto tengo que contarte y qué lejos te encuentras! La única opción que encuentro es dejarte este mensaje en el contestador y esperar que en algún momento, cuando regreses a casa, lo puedas escuchar. Y es que ya he terminado la lectura de tu magnífica novela. ¿Sabes lo que me sucedió? Decidí comprarla sin leer ninguna reseña ni comentario. Directamente, basada mi decisión en el único hecho de que tú la habías escrito. Y cuando la recibí y la ojeé me llevé una sorpresa porque pensé que era un libro de relatos. Así que empecé a leerla y no entendía muy bien qué era aquello. Cuatro mujeres dejando mensajes a contestadores de otros cuatro seres humanos, historias inconexas, aparentemente deslavazadas pero con una gran historia humana detrás de cada una de ellas. Mi intriga no hacía más que crecer. El libro no me permitía dejarlo y a medida que avanzaba en las cuatro historias me preguntaba, pero ¿esto qué es? Claro, el sol de agosto me acariciaba junto con la brisa del mediterráneo, relajado, de vacaciones y ese ambiente aún me ayudaba más a continuar disfrutando de la lectura.
Intenté también leer cada historia continuada, es decir, saltarme las otras tres y terminar cada una en su totalidad, pero en seguida vi que así no funcionaba la novela. Fue justamente el intercalado de sus cuatro voces lo que más interés suscitó en mi lectura y cuando me di cuenta, me encontraba ya de viaje con ellas, conviviendo con la separación de Marina, acompañando a Carmela en su despedida, entendiendo los sinsabores del momento en que Sara se encontraba y quedándome absorto con la dura vida de Viviana.
Tienes una prosa, Arantza, prodigiosa. Embelesa, te abstrae de los problemas, te involucra y te hiere con la dureza de algunas partes del relato. Te hace sonreír y te lleva a generar una leve lágrima, íntima, comprensiva con quien la necesita. Es una prosa preciosista, cercana, humana y ágil que enaltece las cuatro vidas narradas.
Por supuesto lo más original de la novela es la voz elegida. Para mí, Arantza, eres una maestra. Una escritora que sabe tejer una historia global, coherente a través de cuatro vidas aparentemente inconexas, sin diálogos, a cuatro voces individuales, entregadas a una máquina, cada una a su contestador. Y aunque hay ausencia de réplica en esos mensajes, puedes entender perfectamente cuál sería y cuál será. Y eso hace todavía más creíble tu novela.
No sabes cómo he disfrutado, Arantza. Tanto, que me he quedado con ganas, con ganas de más, de leerte más y pronto. Así que a ello me voy a encaminar. Te has convertido en una de mis escritoras preferidas, algo que ya intuía por los comentarios de muchos escritores, colegas algunos de ellos de la última Microquedada relatista y solo espero que, en un futuro cercano, quizá en la XIX Microquedada “gallega, pueda tener la fortuna de conocerte más en directo, en persona, y podamos conversar y sembrar una amistad.
Y ya me tengo que despedir que si no la cinta del contestador se acaba. Me quedo esperando, esperando y esperando tu próxima historia, que seguro será original y muy personal. No tardes, ya te estoy echando de menos.

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