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viernes, 16 de febrero de 2018

ESCRITORES SINGULARES-34: VICENT GASCÓ

Vicent Gascó es un ESCRITOR SINGULAR. Descubierto por mí con la fantástica novela Amado Amati, que reseñé en este mismo blog, 


mi curiosidad hacia su escritura ha ido en aumento y me encuentro en este momento disfrutando de su anterior publicación, El círculo XY que ya me habían recomendado leer hace un tiempo varias personas.

Vicent escribe una prosa dinámica, que avanza sin demasiadas contemplaciones en su entorno, sin exacerbar las descripciones ni buscar recovecos ni florituras. Eso hace que la acción fluya y que no quieras dejar de leer. Sus personajes son identificables. Podrías hasta ponerles cara. Es fácil entender cómo piensan, lo que sienten, lo que anhelan porque Vicent los crea en detalle, de manera que puedes imaginarte hablando con ellos y esperando cuál será su reacción. Ese realismo es, desde mi punto de vista, lo que colma la escritura de Vicent de interés inmediato porque sumerge al lector en un terreno creíble, que puede ser el de cada uno de nosotros, que sucede en nuestro entorno, con parámetros fácilmente identificables y plausibles. Yo diría que Vicent cultiva un costumbrismo contemporáneo, que conecta de inmediato por su  dinamismo y es justamente el estilo literario que más disfruto, así que haberlo descubierto ha sido una gran alegría para mí.

A continuación comparto con todos vosotros, lectores, un relato divertido, realista y contemporáneo, con el que muchos sonreiréis.

Y para que conozcáis un poquito más a su autor, una breve entrevista a continuación.


HIPOACUSIA Y VASODILATACIÓN

 “No te olvides el viagra (lo acepto, que soy moderna)”.
 Don Hilario no daba crédito a lo que leía. Se quedó perplejo ante la pantalla de su Smartphone.
Había conocido a doña Almudena en la consulta del otorrinolaringólogo. En aquella ocasión le acompañaba su nieta, Laia, quien le ayudó a sentarse junto a la anciana, que acudía también con su nieto, Daniel. Don Hilario quiso entablar conversación y, tras un educado saludo, hizo un insustancial comentario sobre el tráfico. La mujer, que padecía una sordera tan acusada como la de él, permaneció callada. 
—Te comenta el señor que han pillado un buen atasco —gritó Daniel junto al oído de su abuela—. Tiene gastadas la pila de su sonotone —añadió en voz más baja, dirigiéndose a Laia.
—La señora no te oye —voceó la chica acercándose a la oreja de D. Hilario—. También él tiene el audífono averiado —le explicó a Daniel.
 Haciendo servir a los jóvenes como amplificadores de sus mensajes, los septuagenarios mantuvieron una conversación en la que mostraron mutuo interés y que terminó intercambiándose los números de teléfono. 
En los días posteriores continuaron el diálogo a través del chat de los móviles. Los dos habían aprendido a utilizarlo ayudados por sus nietos y, aunque con algunas erratas, eran capaces de escribir con soltura, pese a las deficiencias sensoriales propias de su edad. Se contaron sus respectivas biografías, condensadas en frases y párrafos que se iban almacenando en las memorias de los teléfonos.
Cuando el nivel de confianza fue el suficiente, acordaron que se verían durante el fin de semana. Doña Almudena lo invitó a cenar y le indicó la dirección de su domicilio. Él aceptó con gusto, acordaron el menú e insistió en llevar parte de los ingredientes. A continuación, la anciana cerró la conversación con esa inesperada frase en la que le proponía una velada apasionada con contribución de la química y que dejó asombrado a don Hilario. 
 Parecía ser que, detrás de aquella apariencia conservadora, se escondía una insospechada impudicia que, lejos de molestar al anciano, lo trasladaba a sus mejores años de conquistador.  
Don Hilario recordaba que uno de sus compañeros de partida de guiñote había comprado por internet una caja de esas píldoras. Llamó a su amigo y esa misma tarde tenía en su poder una tableta del milagro azul.
 El sábado, tras varios días inquieto, se tomó una pastilla con un trago de vino tinto, se atavió con su mejor traje y metió algunas viandas de su nevera en una bolsa. De camino a casa de doña Almudena, con la ayuda de la imaginación y del fármaco mágico, se inició la esperada vasodilatación de las arterias del músculo cavernoso y, tras muchos años de inoperancia, su función eréctil se activó con extraordinaria furia.
 En ese estado de generosa irrigación sanguínea, llamó a la puerta de doña Almudena. Ella abrió y con un gesto le invitó a pasar. Se sentaron cada uno en un extremo del sofá y sacaron sus móviles. Aunque sus sonotones ya funcionaban, prefirieron seguir conversando a través del Whatsapp, que les evitaba tener que levantar la voz y esforzar el oído. 
Tras media hora de charla cibernética, don Hilario, que no dejaba de pensar que su nueva amiga estaría esperando a que diera el primer paso, se acercó a ella, le cogió la mano y la colocó sobre su excitada protuberancia mientras escribía en su móvil: —Es para ti.
Doña Almudena, muy aturdida, balbuceó algo que él no alcanzó a oír y retiró súbitamente la mano como si hubiera tocado una serpiente venenosa. Después, con evidente nerviosismo, cogió su teléfono y tecleó: —No esperaba esto de usted, pero voy a aceptar su regalo.
 El sofá fue un estupendo escenario para una velada de ilusión senil que los avances de la medicina convirtieron en anacrónica pasión juvenil. 
 Cuando fueron a cenar, ella revisó el interior de la bolsa que había llevado don Hilario y le escribió:
—No trajiste el vinagre. 
—No me indicaste nada de eso —contestó él, usando de nuevo su smartphone.
—Claro que lo hice —tecleó ella— ahora consulto mis mensajes enviados y te lo enseño.
Doña Almudena buscó las conversaciones de unos días atrás y se quedó pasmada, mientras un encendido sonrojo aparecía en sus mejillas. Probablemente había cometido algunos errores al escribir y el corrector automático había convertido la frase “no te olvides el vinagre (el aceto, ese de Módena)” en “no te olvides el viagra (lo acepto, que soy moderna)”.
—Bendito corrector —dijo don Hilario con una enorme carcajada, cuando ella le explicó lo ocurrido.
—Bendito corrector —añadió doña Almudena, también de viva voz. 


ENTREVISTA SINGULAR

1.- Aunque ya eres un autor publicado, si te dieran la posibilidad de publicar tu próxima novela con una de las grandes editoriales, ¿sobre qué tema te gustaría escribirla? Y ¿a qué no renunciarías nunca en aras de la comercialidad a la que supuestamente pudiera dirigirte la editorial?
Que una editorial otorgue o no libertad al escritor es un tema controvertido. Empatizo con la visión comercial y soy consciente de que las editoriales —más aún las grandes— son negocios y que, como tales, persiguen el mayor beneficio posible. Por tanto, necesitan "producto" vendible y ajustado a sus políticas y estilos literarios. Aunque a cualquier escritor nos encanta tener muchos lectores, yo escribo principalmente para mí mismo, para mi satisfacción personal. Por eso no soy partidario de que se modifiquen aspectos importantes, de forma o de fondo, de mis novelas. Otra cosa es que tanto la editorial como los propios lectores corrijan posibles errores o sugieran mejoras en el estilo o en el argumento, que siempre tengo en consideración, aunque me gusta que la decisión última sea mía.
En cuanto al tema, me gusta escribir sobre la naturaleza humana y los comportamientos derivados de las emociones y sobre cómo las experiencias traumáticas y las neurosis condicionan los actos de las personas. Partiendo de esas premisas intento construir tramas cargadas de suspense y de sorpresa para el lector. En mi primera novela, “El Círculo XY”, un grupo de hombres se conocen en una sesión colectiva de terapia. Este es el inicio de una historia donde se destapan los instintos humanos más primarios.

2.- Imagino que como buen escritor que eres serás también un gran lector, ¿en qué momento del día te gusta más leer?
Leo mucho sobre temas relacionados con mi trabajo y lo hago tanto en la empresa como en casa. Libros de otras temáticas y géneros los leo sobre todo cuando me voy a dormir y en las tardes apacibles de los fines de semana. Los viajes largos de tren y de avión también son buenos momentos para leer.

3.- Disfruté muchísimo con la lectura de tu última novela Amado Amati que leí de un tirón y reseñé en este mismo blog. Cuando escribes, ¿qué temas o situaciones te inspiran? O sea, ¿Cómo te enfrentas al folio en blanco?
Como he indicado antes, me interesa mucho la psicología de los personajes, las motivaciones que les arrastran a conductas extremas. Con una idea general del argumento y tras definir con detalle a los personajes, voy creando la historia sobre la marcha. Cuando estoy inmerso en la escritura de una novela es como si viviera dos vidas paralelas, porque siempre estoy atento a las ideas que puedan venirme y no me despego de los personajes, conviven conmigo en todo momento.

4.- ¿Qué te acompaña cuando lees? ¿Y cuando escribes?
Tanto al leer como al escribir me acompaña el silencio, un espacio íntimo y confortable y, algunas veces, música suave de fondo.

5.- Hoy en día el número de publicaciones es enorme. Hay tal marasmo de novelas, libros de escritores noveles y ediciones clásicas que es muy difícil filtrar y decidir qué es lo que leemos. En tu caso, ¿qué es lo primero en lo que te fijas para decidir leer un libro?
Soy exigente en la lectura, me dejo muchos libros a mitad o incluso en el primer capítulo. A parte de un estilo que me atraiga, siempre busco ritmo, originalidad y sorpresa. Si no encuentro al menos uno de esos ingredientes,  como dispongo de poco tiempo para leer, prefiero empezar otro libro. Si un título me llama la atención, hay bastantes posibilidades de que lo explore. También me fijo en las portadas y en las sinopsis de las contraportadas. Pero la mayoría de libros los empiezo por recomendación de alguien.

6.- Vivimos en el mundo de la hiperconexión. ¿Utilizas las redes sociales? Cuáles son las que te parecen más interesantes y por qué.
Uso facebook y solo para divulgar mis novelas y los actos sociales relacionados con ellas, no suelo publicar ni compartir otros temas. Pero no estoy en contra de las redes, al contrario, pienso que, salvo que te lleguen a obsesionar, son útiles. De hecho me gustaría tener tiempo y habilidades para manejarme mejor en otras redes sociales.

7.- ¿Eres escritor de día o de noche?
Suelo escribir poco, menos de lo que me gustaría, por falta de tiempo. Entre las publicaciones de mis novelas han transcurrido siempre dos o tres años. Suelo empezar a escribir cuando tengo un impulso vital, que cuando viene es casi incontenible. Entonces, entro en un estado de flujo como el que narra Mihalyi Csikszentmihaliyi (el apellido se las trae) en su libro "Fluir": llega la hora de comer y no me doy cuenta, llega la hora de dormir y no tengo sueño... es un estado en el que nada más existe.

8.- Aparte de la literatura, ¿qué otras artes te gustan? Cuéntanos un poquito cuáles y por qué (si es que hay un porqué).
Me gusta la pintura. De hecho la portada de mi primer libro publicado, "Seis libélulas",  es la reproducción de un cuadro mío que tengo colgado en casa. En Amado Amati también hay una ilustración, pero en este caso recurrí a mi hermano Jorge, ya que él sí que es un gran ilustrador, yo pinto poco en el mundo de la pintura, valga el juego de palabras, pero me relaja.

9.- Te pido ahora unas respuestas rápidas

a) ¿Nos recomiendas un libro? El hombre de los dados, de George Cockcroft.

b) Un personaje literario que sea inspirador para ti. Voy a decir dos: Gregorio Samsa, el protagonista de Metamorfosis, de Kafka; y otro mío: Udo, un niño negro albino de la novela corta “Piel de luna” publicado en Seis Libélulas.

c) ¿Qué género literario te apasiona más? Me inclino por la literatura de viajes y los thrillers psicológicos.

d) ¿Eres de radio o de televisión? Al cincuenta por ciento, escucho radio 3 y los deportes (casi todos) los sigo en la pequeña pantalla.

e) ¿Mar o montaña? Me quedo con los ríos y lagos entre montañas.

f) La última cosa que te haya sorprendido tanto que todavía la recuerdes. La mirada sonriente de los niños en el Congo no se me borrará nunca de la memoria, me da buen rollo y me trae esperanza.

g) Una canción o cantante que tenga para ti un significado singular. Todos los días me pongo música de Syd Barret y de Pink Floyd.

10.- Me gustaría que definieras una escena lo más cercana posible a tu felicidad.

Cualquier momento de risas y complicidad con las personas que quiero (y con el perro que vive conmigo, Pluto) 

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